Hay momentos en los que me siento muy calmado.
La relajante y taciturna soledad se apasigua y me da un respiro. Unos segundos de distención me dejan ver el subjetivo entorno tal cual es.
Algunos demonios no dejan de perseguirme. Quizas aun no conosco las tecnicas para quitarmelos de encima. Pequeños mostruitos que más se parecen a pulgas o garrapatas, escurridizos. Pero no dejo de intentar.
Ocacionalmente me doy baños de vinagre, son útiles en situaciones de endofagocitosis. Vertiginosos y exaustivos suelen dejarme agotado. Y muy de repente me encuentro en la costa opuesta, viendome saltar de aquí para allá por el ardor que producen algunas heridas. Precensio la huida de varios de esos parásitos, sin empargo hay otros que son mas tenaces y hasta inteligentes o astutos; y no caen.
Desde enfrente puedo verlo, casi oirlo; y oir a esos enjendritos degraciados. Pero si me alejo un poco más, si me interno en la selva que esta a mis espaldas, de este lado, todo parece una sola cosa, una masa confundiendose en las sombras; yo y mis demonios. Una sola mancha que proyecta una sola sombra. No una y muchas, como podia ver perfectamente de cerca. Simplemente una cosa en movimiento.
Cap.Solo
09-02-2008
sábado, 9 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario